busca aqui

Búsqueda personalizada

domingo, 1 de julio de 2007

El trepar y los empellones

El trepar y los empellones

El profesor Liang Shi-chiu decía que el pobre siempre quiere trepar, trepar más y más hasta devenir rico. No solamente el pobre, también el esclavo necesita trepar, y se considera inmortal cuando lo logra. Entonces, claro, el mundo está en paz.

Aunque muy pocos pueden subir, cada cual piensa que será uno de ellos. Y por eso, naturalmente, cada uno está conforme con arar, cultivar, recoger mierda o ser un don nadie. Trabajando duro y con frugalidad, agobiado por una suerte miserable, batalla contra la Naturaleza y trepa a más no poder, trepa y trepa. Pero hay tanto trepadores que el único sendero esta terriblemente atestado. Las almas cándidas que trepan según las reglas no logran subir. El inteligente sabe como apartarlas, derribarlas, pisotearlas y encaramarse sobre sus hombros y cabezas para subir. La mayoría sencillamente trepa, convencida de que sus enemigos no están por encima sino al lado de ellos – son los que están subiendo con ellos. La mayor parte aguanta todo, a gatas, paso a paso, para ser empujados hacia atrás. Prueban una vez más y así incesantemente.

Sin embargo, hay tantos trepadores y pocos logran llegar; los bondadosos van perdiendo por grados sus esperanzas: Puede que haya algún revolucionario de rodillas. Y así, además del trepar se han inventado los empellones.

Se sabe que tu estas muy cansado y quieres permanecer de pie. Entonces irrumpe un grito desde atrás: ¡A empellones! Y mientras tus piernas entumecidas aun tiemblan, alguien pasa a empellones. Es más fácil que trepar pues no es necesario utilizar las manos ni las rodillas: se mueve uno a lado y lado, y pasa empujando. Si das buenos empellones tal vez consigas medio millón de monedas, mujeres, fortuna, hijos y una posición. Si lo haces mal, en la peor de las situaciones tendrás una caída y el suelo te aguantara. Pero eso no importa, pues ya habías estado tendido boca abajo en el suelo, puedes trepar de nuevo. Además algunas personas dan empellones por placer, y no temen caer.

El trepar existe desde la antigüedad: desde la posición del más oscuro erudito hasta el primero en las pruebas de palacio, o desde la condición de chulo hasta la de comprador. El empellón parece ser de invención reciente.

Mientras menos son las oportunidades para los que trepan, mas son los que tratan de dar empellones. Y diariamente los de la cima les proporcionan oportunidades de hacerlo, convidándoles a que hagan una pequeña inversión y prometiéndoles que gozaran de la fama, lucro y vida de los inmortales. De modo que, aunque hay menos oportunidad de lograr éxito a empellones que trepando, todo el mundo quiere probar su suerte. Después de trepar dan empellones, y si estos les fallan vuelven a trepar… y así siguen hasta el día de su muerte.

No hay comentarios.:

busca aqui

Búsqueda personalizada